La naloxona es un antagonista opioide que puede revertir una sobredosis de opioides. Entre el 2010 y el 2014, el acceso a la naloxona aumentó de la siguiente manera:8
- la cantidad de sitios locales que proveen naloxona creció más que triplicada (de 188 a 644)
- la cantidad de personas legas que recibieron kits de naloxona casi se triplicó (de 53,032 a 152,283)
- la cantidad de estados (incluido Washington, DC) con al menos una organización que provee naloxona aumentó 94% (de 16 a 30)
- la cantidad reportada de sobredosis revertidas aumentó más de 2.5 veces (de 10,171 a 26,463)
La cantidad de naloxona recetada vendida en farmacias minoristas fue casi doce veces mayor entre el cuarto trimestre del 2013 y el segundo trimestre del 2015.110
La mayoría de los estados han aprobado leyes que amplían la disponibilidad de naloxona a los familiares, amigos y otros posibles testigos de una sobredosis.
La naloxona es ahora ampliamente utilizada por el personal médico de emergencia, y los cincuenta estados, el distrito de Columbia, Guam y Puerto Rico han certificado y aprueban la administración de naloxona por parte del personal paramédico que brinda servicios de emergencia. Aún más, a partir de noviembre del 2013 se les permitió a los técnicos de emergencia médica (EMT) que administren naloxona en doce de estas 53 jurisdicciones—California, Colorado, el distrito de Columbia, Massachusetts, Maryland, Nuevo México, Carolina del Norte, Ohio, Oklahoma, Rhode Island, Virginia y Vermont—, lo que equivale al 23%. Dado que los EMT no paramédicos son generalmente los primeros y a veces los únicos que brindan atención de emergencia, otorgarles autorización y capacitarlos para que administren naloxona es una estrategia promisoria para reducir las muertes por sobredosis.111
Luego de una sesión de capacitación sobre la naloxona, la mayoría de los agentes policiales reportaron que no sería difícil utilizar el medicamento en el lugar en que se presente una sobredosis (89.7%) y que era importante que otros agentes recibieran capacitación sobre el empleo de la naloxona (82.9%).112
Efectos de la distribución de naloxona
Se ha comprobado que la estrategia de educación sobre las sobredosis y distribución de naloxona (OEND) ha tenido como resultado un aumento en la reversión de sobredosis potencialmente fatales; un estudio demostró que las muertes por sobredosis de opioides se redujeron entre un 27% y un 46% en comunidades donde se implementó la estrategia OEND.113 Entre las 4,926 personas que consumieron drogas y participaron en la estrategia OEND en Massachusetts, 373 (7.6%) reportaron haber administrado naloxona durante un rescate de sobredosis, con pocas diferencias de comportamiento entre rescatistas de sobredosis capacitados y no capacitados.114 Un estudio de distribución de naloxona realizado en San Francisco reportó que el 11% de los participantes utilizó naloxona durante una sobredosis; de 399 casos de sobredosis en los que se administró naloxona, se revirtió el 89%.115 Una breve capacitación es suficiente para mejorar la comodidad y la competencia para reconocer y manejar una sobredosis.116 Es necesario realizar otros estudios para determinar el nivel óptimo de capacitación y si los kits de rescate de naloxona pueden cumplir los requisitos necesarios para venderse sin receta.114
En un análisis probabilístico se observó que los programas de distribución de naloxona para evitar muertes por sobredosis aumentan los años de vida ajustados por calidad (QALY) y son altamente efectivos con relación al costo. Se estimó que la distribución de naloxona evitaría un 6% de muertes por sobredosis, una por cada 227 kits de naloxona distribuidos. La relación costo-eficacia, basada en predicciones marcadamente conservadoras, se midió en $14,000.00 por QALY, bien dentro del rango estándar favorable para la relación costo-beneficio (por debajo de $50,000.00 por QALY).117
Quienes se oponen a la distribución de naloxona sostienen que podría llevar a un aumento del consumo riesgoso de opioides, pero un estudio en Massachusetts demostró que los índices de visitas a las salas de emergencias y los ingresos hospitalarios relacionados con los opioides no fueron significativamente diferentes en las comunidades con baja o alta implementación de los programas OEND. 113