El estrés es una reacción emocional o física a un reto o demanda, como las exigencias escolares, los problemas financieros o tener una enfermedad. Un factor estresante puede ocurrir una sola vez o a corto plazo, o puede ocurrir repetidamente por un largo periodo de tiempo.
Cuando una persona está bajo estrés, el cuerpo reacciona liberando hormonas que producen la respuesta de "lucha o huida". El ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria y la presión arterial aumentan. El estrés ocasional es un mecanismo normal de supervivencia. Sin embargo, el estrés a largo plazo (también llamado estrés crónico) puede contribuir o empeorar diversos problemas de salud, incluidos trastornos digestivos, dolores de cabeza, trastornos del sueño y otros síntomas.
El trauma (página en inglés) se refiere a una respuesta emocional persistente a un evento, una serie de eventos o circunstancias que un individuo experimenta como dañino o amenazante. Puede provocar un aumento en el estrés y otros efectos adversos duraderos en el funcionamiento y el bienestar de una persona.
Un evento o acontecimiento traumático (página en inglés) es una experiencia impactante, aterradora o peligrosa. Experiencias como desastres naturales (p. ej. huracanes, terremotos e inundaciones), actos de violencia (p. ej. asaltos, abusos, ataques terroristas y tiroteos en masa), así como accidentes automovilísticos y otros tipos de accidentes pueden ser traumáticos. Las circunstancias traumáticas pueden incluir negligencia, pérdida de un padre o compañero, conflicto familiar, racismo y discriminación. En algunos casos, las respuestas emocionales a eventos o circunstancias traumáticas continúan durante un largo período de tiempo e interfieren con la vida cotidiana. Esta condición es conocida como trastorno por estrés postraumático (PTSD). El estrés y el trauma pueden contribuir a los trastornos de salud mental, como la depresión y la ansiedad, y al consumo de sustancias y su progresión a trastornos por consumo de sustancias.