Según un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por su sigla en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud, las muertes por sobredosis aumentaron de forma notable entre enero y junio de 2018 y entre julio y diciembre de 2021 entre las jóvenes y mujeres de entre 10 y 44 años que estaban embarazadas o lo estaban en los 12 meses anteriores. La mortalidad por sobredosis se multiplicó por más de tres entre las mujeres de 35 a 44 años durante el periodo de estudio, pasando de 4,9 muertes por cada 100.000 madres de 35 a 44 años con un nacido vivo en el periodo de 2018 a 15,8 en el periodo de 2021. Más del 60% de estas muertes por sobredosis asociadas al embarazo se produjeron fuera de los centros de atención de salud, aunque muchas de ellas en condados que disponen de recursos de salud, como servicios de urgencias y atención obstétrica. Los descubrimientos, que se publican hoy en JAMA Psychiatry, sugieren que, aunque las mujeres embarazadas con trastornos por consumo de sustancias disponen de tratamiento, existen grandes barreras -como las penalizaciones, el estigma, la discriminación y los limitados recursos socioeconómicos- que pueden obstruir el acceso a la atención médica, señalan los autores.
"El estigma y las políticas punitivas que pesan sobre las mujeres embarazadas con trastornos por consumo de sustancias aumentan la probabilidad de sobredosis al dificultar el acceso a tratamientos y recursos que salvan vidas", afirma la doctora Nora Volkow, directora del NIDA y autora principal del estudio. "La reducción de las barreras y del estigma que rodea a la adicción puede abrir la puerta a que las personas embarazadas busquen y reciban un tratamiento basado en pruebas y apoyo social para mantener su salud y la de su hijo."
Aunque está bien documentado que la mortalidad por sobredosis en relación con la pandemia del COVID-19 aumentó drásticamente (en inglés), se sabe poco sobre las características específicas de la mortalidad por sobredosis asociada al embarazo durante este periodo. Además, se desconocen las diferencias en las características de las mujeres embarazadas y en posparto que murieron por sobredosis y las que murieron por causas relacionadas con el parto, u obstétricas.
Para llenar estas lagunas de conocimiento, los científicos del NIDA analizaron los datos de los Estados Unidos sobre múltiples causas de muerte, los recursos de salud a nivel de condado, las clasificaciones de salud del condado y los nacimientos en los Estados Unidos antes y durante la pandemia del COVID-19 - de enero a junio de 2018 y de julio a diciembre de 2021. Este estudio se centró en individuos de entre 10 y 44 años pertenecientes a tres grupos: 1.457 personas embarazadas y en posparto que murieron por una sobredosis de las drogas de abuso más comunes, excluyendo el alcohol y los antidepresivos; 4.796 personas que murieron por causas obstétricas; y 11.205 personas que murieron por una sobredosis de drogas y no estaban en embarazo en los últimos 12 meses. El estudio evaluó las tendencias de los "índices de mortalidad asociada al embarazo", que se definieron como el número de muertes durante el embarazo o en el plazo de un año después del parto por cada 100.000 madres con un parto vivo.
Los investigadores descubrieron que los índices de mortalidad por sobredosis aumentaron de forma sustancial para las mujeres embarazadas y en posparto durante el periodo de estudio, en casi todos los grupos de edad, raza/etnia, nivel educativo y estado civil examinados. El mayor aumento se observó en las mujeres embarazadas y en posparto de 35 a 44 años, para las que los índices de mortalidad por sobredosis totales se triplicaron, de 4,9 en el periodo de 2018 a 15,8 en el periodo de 2021. Entre las mujeres de 10 a 44 años que murieron entre 43 días y un año después del embarazo, los índices de mortalidad por sobredosis casi se duplicaron, de 3,1 en el periodo de 2018 a 6,1 en el periodo de 2021.
Las jóvenes y mujeres que murieron por una sobredosis de drogas durante el embarazo, en comparación con las que murieron por causas obstétricas, tenían una mayor probabilidad de tener entre 10 y 34 años (75,4% en comparación con el 59,5%), no ser licenciadas universitarias (72,1% en comparación con el 59,4%), no estar casadas (88,0% en comparación con el 62,1%) y morir en "lugares no domésticos ni de atención de salud" (25,9% en comparación con el 4,5%). A diferencia de la mayoría de las personas que murieron por causas obstétricas y en un entorno de hospitalización, entre el 60% y el 73% de las mujeres embarazadas y en posparto que murieron por sobredosis estaban en sus hogares o en otros lugares ajenos a la atención de salud.
Las muertes por sobredosis entre mujeres embarazadas y en posparto también ocurrieron con frecuencia en zonas donde había servicios médicos disponibles, pero a los que no se podía acceder. Las mujeres embarazadas y en posparto que murieron por sobredosis, en comparación con las que murieron por causas obstétricas, tenían más probabilidades de residir en condados con médicos especialistas en obstetricia y ginecología situados entre el percentil 48 y el 75 de los condados de Estados Unidos (32,9% frente a 25,5%). Aproximadamente entre el 51% y el 53% de las mujeres embarazadas y en posparto que murieron por sobredosis residían en condados con al menos dos hospitales generales clasificados en el percentil 95 de atención obstétrica entre los condados de Estados Unidos, y entre el 58% y el 67% residían en condados con un número de psiquiatras practicantes por cada 100.000 residentes del condado situado por encima del percentil 75 entre los condados de Estados Unidos.
"Estos resultados reflejan la crisis nacional de sobredosis que persiste y demuestran que el embarazo es un momento urgente para realizar intervenciones que puedan reducir la probabilidad de sobredosis", afirmó la doctora Emily Einstein, jefa de la Subdivisión de Política Científica del NIDA y coautora del estudio. "Estigmatizar y penalizar a las mujeres con trastornos por consumo de sustancias hace que les resulte muy difícil buscar ayuda para el consumo de drogas y recibir atención prenatal rutinaria. Aunque existen tratamientos y servicios médicos eficaces, hace falta un acceso sin restricciones para ayudar a las madres y a los niños a sobrevivir."
Investigaciones previas han demostrado que las mujeres embarazadas tienen una probabilidad menor (en inglés) de recibir una cita en un centro de tratamiento de adicciones; tienen dificultades para conseguir guarderías en los centros de tratamiento y, en muchos estados, se enfrentan a políticas punitivas (en inglés) por su consumo de sustancias, como multas, pérdida de la custodia de sus hijos, internamiento involuntario y encarcelamiento. En los estados con políticas punitivas, las mujeres embarazadas que consumen drogas tienen menos probabilidades de recibir una atención oportuna o de calidad. Estas políticas también pueden tener resultados adversos para sus familias, ya que los niños de los estados con estas políticas punitivas tienen menos probabilidades (en inglés) de reunirse con sus padres que los de otros estados, un sistema que afecta de forma desproporcionada (en inglés) a los niños negros e indios americanos/nativos de Alaska.
Se necesitan estudios futuros para comprender y abordar mejor estas disparidades, y para basarse en las pruebas acumuladas sobre la asociación de la mortalidad por sobredosis en mujeres embarazadas y en periodo posparto con la pobreza y la falta de una atención de salud adecuada. También se necesita más investigación sobre los factores de riesgo y de protección de la mortalidad asociada al embarazo entre las personas que consumen drogas y las que no.
Para obtener más información sobre los programas de tratamiento de drogas y salud mental disponibles en su área, llame a la línea nacional de ayuda gratuita y confidencial 1-800-662-HELP (4357) o visite www.FindTreatment.gov. (en inglés)
Referencia:
- B Han, et al. Pregnancy and postpartum drug overdose deaths in the US before and during the COVID-19 Pandemic. JAMA Psychiatry. DOI: 10.1001/jamapsychiatry.2023.4523 (2023)
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Acerca del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA): El NIDA es parte de los Institutos Nacionales de la Salud, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. El NIDA apoya la mayor parte de la investigación a nivel mundial sobre los aspectos de salud relacionados con el consumo de drogas y la adicción. El Instituto lleva a cabo una gran variedad de programas para informar a la política, mejorar la práctica y avanzar en la ciencia de la adicción. Para más información sobre el NIDA y sus programas, visite https://nida.nih.gov/es/
Acerca de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH): Los NIH, la agencia de investigación médica del país incluye 27 Institutos y Centros y es un componente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Los NIH son la agencia federal principal que conduce y apoya la investigación médica básica, clínica y traslacional, y están investigando las causas, los tratamientos y las curas de enfermedades tanto comunes como raras. Para más información sobre los NIH y sus programas, visite www.salud.nih.gov
Acerca de los trastornos por consumo de sustancias: Los trastornos por consumo de sustancias son afecciones crónicas y tratables de las cuales las personas se pueden recuperar. En 2022, más de 49 millones de personas en los Estados Unidos padecían de al menos un trastorno por consumo de sustancias. Los trastornos por consumo de sustancias se definen en parte por el consumo continuado de sustancias a pesar de las consecuencias negativas. También es un trastorno recurrente, en el que los periodos de abstinencia (no consumir sustancias) pueden ir seguidos por un regreso al consumo. El estigma puede hacer que las personas con trastornos por consumo de sustancias sean menos propensas a buscar tratamiento. Utilizar el lenguaje preferido puede ayudar a informar con precisión sobre el consumo de sustancias y la adicción. Vea la guía del NIDA disponible en línea.
NIH… Transformación de Descubrimientos en Salud