Un nuevo estudio sobre la disponibilidad de tratamientos contra la adicción en el sistema de justicia penal estadounidense revela que menos de la mitad (43,8%) de las 1.028 cárceles encuestadas en todo el país ofrecían algún tipo de medicación para el trastorno por consumo de opioides, y sólo el 12,8% los ponía a disposición de cualquier persona afectada por este trastorno. Dado que dos tercios (en inglés) de las personas encarceladas en las prisiones estadounidenses padecen un trastorno por consumo de sustancias -en muchos casos, un trastorno por consumo de opioides-, la falta de una amplia disponibilidad de estos medicamentos en los centros de justicia penal representa una importante oportunidad perdida para proporcionar tratamientos que salvan vidas en un entorno en el que se puede llegar fácilmente a las personas que necesitan atención.
El estudio (en inglés), publicado en JAMA Network Open y apoyado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por su sigla en inglés) de los NIH, también descubrió que la mayoría de las cárceles sí ofrecían algún tipo de tratamiento para el trastorno por consumo de sustancias o apoyo para la recuperación (70,1%). La razón más común que citaron las cárceles por la que no ofrecían medicamentos para el trastorno por consumo de opioides fue la falta de personal con licencia adecuada (indicada por el 49,8% de las cárceles). En general, las cárceles más grandes, las situadas en condados con un índice más bajo de «vulnerabilidad social» (niveles más bajos de pobreza y desempleo y mayor acceso a la educación, la vivienda y el transporte) y aquellas situadas más cerca de centros comunitarios que proporcionan medicamentos para el trastorno por consumo de opioides tenían más probabilidades de ofrecer estos tratamientos.
“Ofrecer tratamiento para los trastornos por consumo de sustancias en los centros de justicia ayuda a frenar el debilitante -y a veces mortal- ciclo de adicción y encarcelamiento”, afirmó la doctora Nora D. Volkow, directora del NIDA. “Aunque es posible que alguien esté en la cárcel sólo por poco tiempo, ponerle en contacto con un tratamiento contra la adicción mientras está allí es fundamental para reducir el riesgo de recaída y sobredosis, y para ayudarle a alcanzar la recuperación a largo plazo.”
El sistema de justicia penal es un punto crucial de intervención en la crisis de las sobredosis. La sobredosis es la principal causa de muerte (en inglés) entre las personas que regresan a sus comunidades después de haber estado en la cárcel. Un estudio reciente a nivel de condado (en inglés) descubrió que el 21% de las personas que murieron de una sobredosis mortal habían estado en la cárcel, un centro para estancias de corta duración, donde la mayoría de las personas están a la espera de juicio, sentencia o cumpliendo una condena corta.
Las investigaciones demuestran que los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides -buprenorfina, metadona y naltrexona- reducen el consumo de opioides, evitan las muertes por sobredosis y favorecen la recuperación a largo plazo. Entre las personas que han estado en la cárcel, se ha demostrado que el acceso a estos medicamentos durante el tiempo de encarcelamiento o en el momento de la salida reduce las muertes por sobredosis (en inglés), aumenta el consumo de tratamientos basados en la comunidad (en inglés) y disminuye las tasas de nuevo encarcelamiento (en inglés). Sin embargo, el acceso a los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides en las cárceles sigue siendo limitado debido a varias barreras, como el coste, el personal y los retos regulatorios.
Para actualizar los conocimientos actuales sobre las brechas en el tratamiento de las adicciones en las cárceles de todo el país, los investigadores del NORC de la Universidad de Chicago invitaron a una muestra aleatoria de 2.791 cárceles a participar en una encuesta sobre la disponibilidad de medicamentos para el trastorno por consumo de opioides. Estas cárceles se seleccionaron para que fueran representativas de las más de 3.500 cárceles de EE.UU. Los investigadores recopilaron datos entre junio de 2022 y abril de 2023 y recibieron respuestas de 1.028 cárceles, 927 de las cuales se incluyeron en el análisis. Más de la mitad de las cárceles participantes (55,6%) estaban situadas en zonas no metropolitanas y muchas de ellas ofrecían servicios de cuidados de salud contratados (59,8%).
Los investigadores descubrieron que más de la mitad de las cárceles encuestadas no ofrecían medicamentos para el trastorno por consumo de opioides, y que las que contaban con servicios de atención médica directos o híbridos tenían más probabilidades de proporcionar estos medicamentos que las que dependían de servicios externos o no contaban con servicios de atención médica internos. Entre las cárceles que sí ofrecían estos medicamentos, la buprenorfina era el medicamento más comúnmente proporcionado -disponible en el 69,9% de las cárceles que ofrecían estos medicamentos- seguida por la naltrexona (54,5%) y la metadona (46,6%).
Los investigadores señalan que incluso dentro de las cárceles que ofrecen medicación para el trastorno por consumo de opioides, la mayoría de las veces estos medicamentos sólo se ponen a disposición de las personas que están embarazadas, o de aquellas que ya estaban recibiendo alguno de estos medicamentos en el momento de su detención. El equipo de investigación está llevando a cabo análisis adicionales para comprender mejor los obstáculos a la disponibilidad universal de medicamentos en las cárceles.
“Los datos sobre las brechas en los cuidados de salud de las personas que están encarceladas ofrecen una base de conocimientos muy útil para ayudar a los responsables políticos, a los funcionarios de salud pública, a los investigadores y a las comunidades a la hora de evaluar dónde se deben asignar los recursos para mejorar los cuidados del trastorno por consumo de opioides para esta población», afirmó Elizabeth Flanagan Balawajder, investigadora asociada sénior del NORC de la Universidad de Chicago y autora correspondiente del estudio. «Nuestros hallazgos sugieren que el apoyo a áreas como la formación del personal, la mejora de las infraestructuras y las asociaciones con proveedores de tratamiento de la comunidad son áreas clave para mejorar el tratamiento del trastorno por consumo de sustancias para las personas que están en la cárcel.”
Aunque este estudio proporciona la visión más completa hasta la fecha de la disponibilidad de estos medicamentos en las cárceles de EE.UU., sus limitaciones incluyen las bajas tasas de respuesta de las cárceles, la dependencia de datos auto informados y la falta de evaluación de la calidad o los resultados de los programas de tratamiento de la adicción. Las investigaciones futuras incluirán la evaluación del impacto de proporcionar estos medicamentos sobre la salud de las personas que están en la cárcel, así como la exploración de las disparidades relacionadas con el sexo, el género, la raza y la etnia en el acceso a los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides dentro del sistema de justicia penal.
Este estudio fue realizado por investigadores de la Red de Innovación sobre Opioides de la Comunidad Judicial (JCOIN, por su sigla en inglés), financiada por el NIDA y respaldada a través de la Iniciativa Ayudando a Poner Fin a la Adicción a Largo Plazo de los NIH, o Iniciativa HEAL de los NIH (en inglés). El estudio incluyó contribuciones de expertos de la Universidad de Illinois Chicago, Baystate Health, la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts-Baystate, la Facultad de Trabajo Social, Política y Práctica de la Familia Crown de la Universidad de Chicago, el Departamento de Medicina y Ciencias de la Salud Pública de la Universidad de Chicago y el NIDA.
Bajo la Administración Biden-Harris, el Departamento de Salud y Servicios Humanos ha tomado varias medidas que amplían el acceso a los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides y la atención de la adicción a las personas que están en la cárcel. Como ejemplos, puede consultar las nuevas orientaciones de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (en inglés), las nuevas oportunidades de financiación a través de la Administración de Recursos y Servicios de Salud (en inglés) y las subvenciones del Programa de Reingreso de Adultos de SAMHSA (en inglés).
El NIH Helping to End Addiction Long-term®, y NIH HEAL Initiative® son marcas de servicio registradas del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Si usted o alguien que conoce está pasando por una situación difícil o de crisis, hay ayuda disponible. Llame o envíe un mensaje de texto al 988 o chatee por internet en 988lifeline.org/es. Para saber cómo obtener apoyo para problemas de salud mental, drogas o alcohol, visite FindSupport.gov. Si está listo para localizar un centro o proveedor de tratamiento, puede ir directamente a FindTreatment.gov (en inglés) o llamar al 800-662-HELP (4357).
Referencia:
- EF Balawajder, et al. Factors associated with the availability of medications for opioid use disorder in US jails. JAMA Network Open. DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2024.34704 (2024).
Acerca del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA): El NIDA es parte de los Institutos Nacionales de la Salud, del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. El NIDA apoya la mayor parte de la investigación a nivel mundial sobre los aspectos de salud relacionados con el consumo de drogas y la adicción. El Instituto lleva a cabo una gran variedad de programas para informar a la política, mejorar la práctica y avanzar en la ciencia de la adicción. Para más información sobre el NIDA y sus programas, visite https://nida.nih.gov/es/
Acerca de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH): Los NIH, la agencia de investigación médica del país incluye 27 Institutos y Centros y es un componente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Los NIH son la agencia federal principal que conduce y apoya la investigación médica básica, clínica y traslacional, y están investigando las causas, los tratamientos y las curas de enfermedades tanto comunes como raras. Para más información sobre los NIH y sus programas, visite www.salud.nih.gov
Acerca de los trastornos por consumo de sustancias: Los trastornos por consumo de sustancias son afecciones crónicas y tratables de las cuales las personas se pueden recuperar. En 2022, más de 49 millones de personas en los Estados Unidos padecían de al menos un trastorno por consumo de sustancias. Los trastornos por consumo de sustancias se definen en parte por el consumo continuado de sustancias a pesar de las consecuencias negativas. También es un trastorno recurrente, en el que los periodos de abstinencia (no consumir sustancias) pueden ir seguidos por un regreso al consumo. El estigma puede hacer que las personas con trastornos por consumo de sustancias sean menos propensas a buscar tratamiento. Utilizar el lenguaje preferido puede ayudar a informar con precisión sobre el consumo de sustancias y la adicción. Vea la guía del NIDA disponible en línea.
NIH… Transformación de Descubrimientos en Salud