
En un comentario reciente (en inglés) publicado en The New England Journal of Medicine, mis colegas John Kelly, Howard Koh y yo comparamos el cerebro adicto con una casa en llamas, una crisis que requiere esfuerzos urgentes para contener los daños y preservar la vida.1 La crisis de las drogas en Estados Unidos ha exigido un enfoque sostenido para extinguir esos incendios mediante la ampliación del acceso al tratamiento y las estrategias de prevención y reversión de las sobredosis, ylos datos muestran que las muertes por sobredosis han disminuido desde 2023, lo cual es alentador. Sin embargo, una casa en la que se ha extinguido el fuego de la adicción sigue ardiendo y puede volver a estallar en llamas en cualquier momento. Tras una remisión inicial de los síntomas del trastorno por consumo de sustancias (SUD, por su sigla en inglés), pueden ser necesarios hasta ocho años (en inglés) y entre cuatro y cinco intervenciones en tratamientos o grupos de apoyo mutuo para lograr una remisión sostenida, y el riesgo de cumplir los criterios del SUD puede seguir siendo elevado durante varios años más.2
Como profesionales clínicos e investigadores en el campo de las adicciones, tenemos la obligación no solo de mejorar nuestras capacidades para combatir los incendios de la adicción activa, sino también de mejorar nuestra capacidad para facilitar los procesos de reconstrucción tras los incendios, con el fin de reducir su recurrencia en el futuro. Aumentar el número de personas que logran una recuperación a largo plazo de los SUD es una prioridad política (en inglés) nacional y un objetivo importante de la investigación apoyada por el NIDA, desde la neurociencia básica para comprender cómo el cerebro se reconfigura y se recupera después de la adicción, hasta un enfoque intensificado en los apoyos y servicios que pueden ayudar a las personas a prosperar mientras construyen una vida más saludable.3
Afortunadamente, la misma adaptabilidad y neuro plasticidad del cerebro que lo hace susceptible de desarrollar adicciones en primer lugar también le permite curarse, especialmente cuando las condiciones internas y externas favorecen la recuperación. La neurobiología que subyace a la remisión de los SUD ha sido durante mucho tiempo objeto de investigación financiada por el NIDA. Hace más de dos décadas, como becario del NIDA, mis colegas del Laboratorio Nacional Brookhaven y de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook y yo utilizamos neuroimágenes PET para demostrar la recuperación de los transportadores de dopamina perdidos (en inglés) en el cuerpo estriado de personas con trastorno por consumo de metanfetamina tras una abstinencia prolongada.4 Estudios longitudinales más recientes de neuroimagen (en inglés) en personas en tratamiento por SUD muestran una recuperación estructural en las regiones corticales frontales, la ínsula, el hipocampo y el cerebelo, así como una recuperación funcional y neuroquímica en las regiones corticales prefrontales y subcorticales.5
A medida que el individuo aprende nuevos comportamientos, metas y recompensas, el proceso de aprendizaje remodela la conectividad sináptica en una serie de circuitos (en inglés), superando en última instancia los recuerdos relacionados con las drogas y los patrones de comportamiento automáticos, que se debilitan con el tiempo.6 Entre los proyectos en curso financiados por el NIDA se encuentra un estudio que se centra en los circuitos asociados con la adherencia a la medicación (en inglés) en pacientes con trastorno por consumo de opioides (OUD, por su sigla en inglés) y aquellos que predicen el retorno al consumo de opioides durante el tratamiento con medicación. Otro proyecto está utilizando neuroimágenes quincenales (en inglés) de pacientes que consumen medicamentos para tratar el OUD con el fin de caracterizar las trayectorias neuronales de la remisión.
El NIDA también ha realizado una importante inversión en la investigación de servicios y apoyos que puedan facilitar a las personas en recuperación la elección de recompensas no relacionadas con las drogas y, por lo tanto, facilitar esta reconexión neuronal. Estos servicios pueden resultar al menos tan importantes como el tratamiento o la reversión de la sobredosis para mantener los recientes avances logrados en la reducción de las muertes por sobredosis. Un estudio de modelización dinámica (en inglés) de 2022 financiado por la FDA proyectó que las personas que vuelven a consumir opioides después de un período de remisión representarán una proporción cada vez mayor de los casos de OUD en la próxima década, en comparación con las personas que desarrollan OUD por primera vez.7 En consecuencia, los autores concluyeron que, de las 11 estrategias para reducir el OUD y las sobredosis mortales, los servicios que ayudan a las personas a permanecer en remisión del OUD probablemente se encuentran entre los más eficaces.
En los últimos años, el NIDA ha financiado varias subvenciones con el objetivo de crear la infraestructura necesaria para avanzar en la ciencia del apoyo a la recuperación. Entre ellas se incluyen subvenciones en 2020 y 2022 que apoyaron el desarrollo de redes de investigadores en recuperación que trabajan para establecer medidas clave para el campo, así como subvenciones para la planificación de ensayos clínicos que establecen las bases necesarias para llevar a cabo futuros ensayos clínicos a gran escala para comprender la eficacia de diversos servicios de apoyo a la recuperación. El NIDA también está apoyando la investigación sobre cómo prestar servicios a grupos como los adolescentes y los jóvenes adultos y las personas involucradas en el sistema de justicia penal, y sobre cómo identificar los factores que mejor predicen los resultados de la recuperación, como la identidad y el sentido de la recuperación.
Una característica definitoria de los servicios de apoyo a la recuperación es el papel central que desempeñan las personas que han vivido o viven la experiencia de un trastorno por consumo de sustancias. Puede tratarse de apoyo individual por parte de orientadores de recuperación, que viven o trabajan en entornos con otras personas en recuperación, como viviendas de recuperación o centros comunitarios de recuperación, o grupos de ayuda mutua, como los programas tradicionales de 12 pasos y modelos más nuevos como SMART Recovery. Por lo tanto, entre las muchas preguntas que abordan los beneficiarios de las subvenciones del NIDA se encuentran las formas de apoyar a los pares y su avance profesional para fomentar una fuerza laboral de recuperación más sostenible. El NIDA también está trabajando con empresas emergentes para desarrollar aplicaciones y otras herramientas digitales que puedan utilizarse para facilitar la conexión con los pares, incluidas aplicaciones móviles y plataformas digitales de apoyo entre pares accesibles en entornos de tratamiento para personas con desventajas socioeconómicas.
Sea cual sea la forma en que se implementen los servicios de recuperación, el acceso y la participación durante un período de tiempo más largo que los períodos típicos de tratamiento de la adicción pueden ser cruciales para ayudar a una persona a mantener la remisión y proporcionar apoyo cuando las cosas se ponen difíciles. Sin embargo, hay datos limitados sobre la duración óptima de los servicios de apoyo a la recuperación, cómo debe cambiar la intensidad o el enfoque de los servicios a lo largo de la recuperación y, en el caso de las personas que consumen medicamentos para el OUD, si se pueden suspender los medicamentos de forma segura y cuándo. La investigación sobre la recuperación financiada por el NIDA está explorando la cuestión crucial de la duración óptima del tratamiento con medicamentos (en inglés) para las personas con OUD y desarrollando estrategias de interrupción para las personas que desean dejar de tomar los medicamentos.
Como describimos en nuestro comentario publicado en el New England Journal of Medicine, el cambio positivo que se ha observado en las últimas cuatro décadas, pasando de castigar a las personas que sufren adicción a tratarlas en clínicas, está dando paso ahora a una nueva fase en la que la clínica se integra en la comunidad. La integración del apoyo en la comunidad está otorgando a las personas no clínicas, como los compañeros, los amigos y la familia, un papel cada vez más importante en la atención de las personas con SUD, lo que facilita la continuidad de la atención más allá del tratamiento. El NIDA ha solicitado recientemente propuestas para proyectos de investigación sobre el papel que desempeñan los seres queridos y otras personas de apoyo en la recuperación de los SUD, con el objetivo de incorporarlos al proceso de recuperación de las personas, así como de desarrollar intervenciones para apoyar a quienes están ayudando a un ser querido en su recuperación.
A medida que se extinguen más incendios de adicción gracias a las medidas de salud pública a nivel nacional, estatal y comunitario, debemos dirigir más atención científica al objetivo final de la salud y el bienestar a largo plazo de todas las personas cuyas vidas se han visto afectadas por la adicción.
- References
- Kelly JF, Volkow ND, Koh HK. The Changing Approach to Addiction - From Incarceration to Treatment and Recovery Support. N Engl J Med. 2025 Feb 27;392(9):833-836. doi: 10.1056/NEJMp2414224. Epub 2025 Feb 22. PMID: 39991938.
- Kelly JF. The Protective Wall of Human Community: The New Evidence on the Clinical and Public Health Utility of Twelve-Step Mutual-Help Organizations and Related Treatments. Psychiatr Clin North Am. 2022 Sep;45(3):557-575. doi: 10.1016/j.psc.2022.05.007. Epub 2022 Aug 1. PMID: 36055739.
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- Volkow ND, Chang L, Wang GJ, Fowler JS, Franceschi D, Sedler M, Gatley SJ, Miller E, Hitzemann R, Ding YS, Logan J. Loss of dopamine transporters in methamphetamine abusers recovers with protracted abstinence. J Neurosci. 2001 Dec 1;21(23):9414-8. doi: 10.1523/JNEUROSCI.21-23-09414.2001. PMID: 11717374; PMCID: PMC6763886.
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Dra. Nora Volkow, directora
Aquí destaco la importante labor que está llevando a cabo el NIDA y otras novedades relacionadas con la ciencia detrás del consumo de drogas y la adicción.