Desde que la tecnología de los cigarrillos electrónicos surgió hace más de dos décadas, el vapeo de nicotina ha representado un dilema para la salud pública. Los dispositivos comerciales de vapeo están optimizados para suministrar nicotina de la forma más gratificante posible. Además, al mezclar sus sabores, es posible adaptar sus elementos atractivos a consumidores específicos como los jóvenes, lo que hace que la transición para pasar de la experimentación a su uso intensivo sea más probable. Existe evidencia de que comenzar a usar productos de vapeo en la adolescencia puede ser un peldaño para también empezar a fumar cigarrillos y consumir otras drogas.1
Por otra parte, existe cada vez más evidencia de que vapear no impone los peores riesgos para la salud que se asocian con el tabaco combustible,2 que también puede facilitar que se deje de fumar y que es una alternativa más segura para los fumadores que pueden reemplazar por completo otros productos con estos dispositivos. Si bien el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos ha determinado que actualmente la evidencia aún es insuficiente para respaldar la recomendación de usar cigarrillos electrónicos para dejar de fumar,3 existen cada vez más pruebas de ensayos controlados aleatorizados que señalan que los cigarrillos electrónicos son eficaces como herramientas que ayudan a dejar de fumar, específicamente cuando se ofrecen de forma gratuita como una intervención terapéutica.4 Una revisión sistemática de Cochrane realizada en 2024 sugirió que los cigarrillos electrónicos con nicotina pueden ayudar a las personas a dejar de fumar durante al menos seis meses y que obtienen mejores resultados que la terapia de reemplazo de nicotina (NRT, por sus siglas en inglés).5 La Sociedad Americana de Medicina de Adicción6 considera que el reemplazo de cigarrillos combustibles con cigarrillos electrónicos también es un enfoque para reducir los daños asociados con el uso de tabaco, mientras que el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido recomienda los cigarrillos electrónicos como una herramienta de ayuda para dejar de fumar.7
Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha autorizado 39 dispositivos de cigarrillos electrónicos para que se vendan y se comercialicen como productos de tabaco para adultos en los Estados Unidos, aún no se ha aprobado ningún cigarrillo electrónico como terapia para dejar de fumar y al año pasado, la FDA aún no había recibido ninguna solicitud para buscar la aprobación de ese producto.8 Sin embargo, la promoción del desarrollo de un cigarrillo electrónico aprobado por la FDA para dejar de fumar podría aprovechar de forma más eficaz su potencial para reducir la carga en la salud pública relacionada con el tabaco combustible. La introducción de un cigarrillo electrónico terapéutico en el mercado brindaría seguridad de que son intervenciones seguras y eficaces. Tener la aprobación de la FDA también podría facilitar el reembolso por parte de las aseguradoras de salud, lo que ampliaría su acceso. Además, dejar de fumar es un área de tal prioridad para la FDA que los solicitantes podrían ser aptos para un proceso de revisión bajo sus programas agilizados, lo que hace que posiblemente sea una vía atractiva para el desarrollo de medicamentos.9
Actualmente, la abstinencia es el principal criterio de evaluación aceptado por la FDA para estudiar productos para dejar de fumar y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés) está financiando investigaciones que examinan el impacto de los cigarrillos electrónicos en la cesación del tabaquismo, lo que podría sentar las bases para su desarrollo y aprobación como productos terapéuticos. Entre estas investigaciones se encuentra un estudio sobre los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentado (que también producen menos sustancias tóxicas que los cigarrillos), en comparación con medicamentos como la terapia de reemplazo de nicotina en fumadores que anteriormente no habían podido dejar de fumar utilizando métodos tradicionales. El NIDA también está financiando varios estudios clínicos aleatorizados sobre el uso de cigarrillos electrónicos como herramientas para dejar de fumar en personas que están recibiendo tratamiento para el trastorno de consumo de opioides y en personas con otros trastornos de consumo de drogas. Muchas personas que son adictas al alcohol y otras drogas también fuman cigarrillos y existe evidencia de que dejar de fumar está asociado con la recuperación de otros trastornos de consumo de sustancias.10
Además de la abstinencia, reducir el consumo de cigarrillos puede ser un valioso criterio de evaluación en los estudios sobre la cesación del tabaquismo si estas reducciones ofrecen beneficios clínicos considerables o aumentan la probabilidad de dejar de fumar con el tiempo. Será necesario realizar más investigaciones para comprender mejor la forma en que reducir el consumo de cigarrillos, lo que incluye pasar a usar cigarrillos electrónicos, ya sea parcial o totalmente, genera efectos en otras afecciones de salud, así como cuál sería el nivel de esta reducción para que se generen beneficios para la salud. Estas investigaciones podrían respaldar la aceptación por parte de la FDA de la reducción del consumo de cigarrillos o de la transición al uso de cigarrillos electrónicos como un criterio aceptable de evaluación en los estudios clínicos sobre la cesación del tabaquismo.
Debido a que los cigarrillos electrónicos solo han estado disponibles comercialmente desde 2007, existe una cantidad limitada de datos sobre los efectos de su uso a largo plazo en la salud y esta es otra área que amerita más investigación.11 Esto es especialmente importante si los cigarrillos electrónicos llegan a desarrollarse como productos terapéuticos que las personas podrían utilizar a largo plazo. Con ese fin, el NIDA está financiando investigaciones para comparar la deposición, la absorción y la acumulación de nicotina en el cerebro con los cigarrillos electrónicos, en comparación con los cigarrillos tradicionales, así como un estudio que compara la exposición a la nicotina y a sustancias tóxicas y los biomarcadores de la salud en personas que utilizan un cigarrillo electrónico de investigación estándar y en personas que usan cigarrillos tanto electrónicos como tradicionales. Actualmente, el NIDA y otros institutos de los NIH están solicitando propuestas de proyectos que podrían contribuir a la ciencia regulatoria del tabaco, lo que incluye estudios sobre los efectos cardiovasculares, pulmonares, neuropsiquiátricos y en el desarrollo neurológico de los cigarrillos electrónicos, su potencial adictivo y su impacto en los comportamientos relacionados con el consumo de productos de tabaco.
El establecimiento de la seguridad y la eficacia es esencial para el desarrollo de medicamentos y otros tratamientos. Hay muy pocos medicamentos que no tienen posibles riesgos o daños para al menos un subgrupo de pacientes, pero los graves resultados del consumo de tabaco combustible exigen que utilicemos todas las herramientas a nuestro alcance para redirigir a los fumadores hacia alternativas medios dañinas, si dejar de fumar por completo no es factible. El desarrollo de cigarrillos electrónicos como productos terapéuticos podría ser una de las formas de lograr esto.
- Referencias
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- Mughis M, Ahmad M, Rashid H, Nasir A, Mukarram H, Chaudhary S, Tariq S, Zaman T. Assessment of Respiratory Health Implications of Vaping: A Systematic Review of Toxicity Mechanisms and Adverse Effects of Electronic Nicotine Delivery Systems. Cureus. 2024 Sep 11;16(9):e69236. doi: 10.7759/cureus.69236. PMID: 39398779; PMCID: PMC11470825.
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- Wang RJ, Bhadriraju S, Glantz SA. E-Cigarette Use and Adult Cigarette Smoking Cessation: A Meta-Analysis. Am J Public Health. 2021 Feb;111(2):230-246. doi: 10.2105/AJPH.2020.305999. Epub 2020 Dec 22. PMID: 33351653; PMCID: PMC7811087.
- Lindson N, Butler AR, McRobbie H, et al. Electronic cigarettes for smoking cessation. Cochrane Database Syst Rev. 2025;1(1):CD010216. Published 2025 Jan 29. doi:10.1002/14651858.CD010216.pub9
- American Society of Addiction Medicine. Integrating Tobacco Use Disorder Interventions in Addiction Treatment. 2025. https://www.asam.org/quality-care/clinical-recommendations/tobacco
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- Warraich HJ, King BA, Compton WM, et al. Opportunities for Innovation in Smoking Cessation Therapies: A Perspective From the National Institutes of Health and U.S. Food and Drug Administration. Ann Intern Med. 2025;178(1):122-125. doi:10.7326/ANNALS-24-02318
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- Parks MJ, Blanco C, Creamer MR, et al. Cigarette Smoking During Recovery From Substance Use Disorders. JAMA Psychiatry. Published online August 13, 2025. doi:10.1001/jamapsychiatry.2025.1976
- Rose JJ, Krishnan-Sarin S, Exil VJ, et al. Cardiopulmonary Impact of Electronic Cigarettes and Vaping Products: A Scientific Statement From the American Heart Association. Circulation. 2023;148(8):703-728. doi:10.1161/CIR.0000000000001160
Dra. Nora Volkow, directora
Aquí destaco la importante labor que está llevando a cabo el NIDA y otras novedades relacionadas con la ciencia detrás del consumo de drogas y la adicción.