La ketamina

La ketamina es un compuesto químico utilizado como anestésico en humanos y animales. Fue desarrollado hace décadas como una alternativa menos tóxica la droga llamada fenciclidina (conocida como PCP en inglés), que también fue desarrollada como anestésico. Un derivado de la ketamina, la esketamina (de la marca Spravato^®), está aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) para la depresión resistente al tratamiento en adultos. También existe la ketamina fabricada ilícitamente, que se vende como líquido o polvo blanquecino, y comúnmente conocida en inglés como ‘Special K’, ‘K’, ‘super K’ o ‘vitamine K’.

La ketamina puede distorsionar la forma en que una persona percibe las imágenes o los sonidos. Una persona que la usa puede sentirse feliz, o como si estuviera soñando o flotando fuera de su cuerpo. En dosis más altas, una persona puede sentirse confundida e incapaz de moverse o hablar, lo que se denomina estar en un agujero k.¹ La ketamina también puede tener otros efectos secundarios desagradables o peligrosos. Vaya a: "¿Cuáles son los riesgos para la salud del uso de ketamina?"

Un derivado de la ketamina, la esketamina (bajo la marca Spravato®), está aprobado por la FDA para la depresión resistente al tratamiento en adultos. Aunque la ketamina no está aprobada por la FDA para algún trastorno de salud mental, docenas de clínicas en los Estados Unidos la ofrecen para su uso sin haber sido aprobada para la depresión, la ansiedad y otras afecciones. Las clínicas pueden ofrecerlo para tomarla en forma oral, como aerosol nasal o mediante inyección intravenosa o intramuscular, a veces en combinación con psicoterapia. También es cada vez más común recetar ketamina como alternativa para los opioides para el dolor. Para obtener más información sobre la ketamina como sustancia terapéutica, consulte "El uso de drogas psicodélicas y disociativas como medicamentos".

Ahora hay muchas clínicas en los Estados Unidos que ofrecen ketamina, a veces en combinación con psicoterapia. Se ha utilizado como droga recreativa durante décadas, especialmente en clubes nocturnos y festivales. La investigación sugiere que el uso no clínico de ketamina ha aumentado en la última década y media, pero sigue siendo relativamente poco común.²

• Para obtener estadísticas sobre el uso de ketamina, consulte la Encuesta Nacional sobre la Salud y el Consumo de Drogas (NSDUH, disponible en inglés) de la Administración de Salud Mental y Abuso de Sustancias.
• También hay más información disponible sobre el uso de ketamina en la red del Sistema Nacional de Alerta Temprana sobre Drogas (en inglés) financiado por el NIDA.
• Para obtener estadísticas sobre el consumo de ketamina entre adolescentes y adultos jóvenes en los EE. UU., consulte la encuesta Monitoring the Future (en inglés) financiada por el NIDA.

Actualmente, la ketamina no está aprobada por la FDA para el tratamiento de algún trastorno por consumo de sustancias. Sin embargo, la ketamina se está investigando como un posible tratamiento para el trastorno por consumo de alcohol y otros trastornos por consumo de sustancias, como el consumo de opioides y el trastorno por consumo de cocaína.³ El NIDA apoya proyectos de investigación sobre la seguridad y eficacia de la ketamina como tratamiento para la adicción.

Existen posibles efectos negativos para la salud a corto y largo plazo relacionados con el uso de ketamina. Estos dependen de la cantidad de ketamina que se tome, de si se toma con otros medicamentos y de la frecuencia o el tiempo que se usa la ketamina.

• Los efectos secundarios a corto plazo del uso de ketamina pueden incluir dolor de cabeza, mareos, somnolencia, sensación de extrañeza o "alocado", dificultad para hablar, entumecimiento, visión borrosa o náuseas. La ketamina también puede aumentar la presión arterial o aumentar la frecuencia cardíaca.
• Los estudios demuestran que el uso de ketamina sin supervisión puede tener graves riesgos para la salud. Estos incluyen la depresión respiratoria, que es cuando la respiración es peligrosamente lenta y superficial. Un estudio financiado por el NIDA encontró que los problemas relacionados con el uso de ketamina reportados a los centros de control de intoxicaciones aumentaron en un 81% entre 2019 y 2021. El uso de otras drogas junto con la ketamina, especialmente los opioides o el GHB, otra droga de uso en clubes, provocó la mayoría de los problemas de salud, algunos de ellos potencialmente mortales.⁴
• El uso excesivo de ketamina a largo plazo se asocia con problemas de memoria, depresión y ansiedad. En dosis altas, la ketamina puede causar psicosis, una enfermedad mental que hace que una persona pierda el contacto con la realidad. El uso recreativo frecuente de ketamina puede provocar delirios que pueden durar hasta un mes después de que una persona deja de usarla.⁵
• El uso prolongado de ketamina puede causar problemas gastrointestinales, incluyendo dolor abdominal, a veces llamado k-cramps en inglés. El uso de ketamina también puede causar uropatía inducida por ketamina, una afección tratable pero potencialmente grave que causa síntomas como los de una infección del tracto urinario.  

Los estudios de laboratorio demuestran que el consumo de ketamina puede causar cambios cerebrales típicos de una droga con potencial adictivo.6  Los estudios en seres humanos demuestran que el uso regular de ketamina se asocia con síntomas de adicción, incluyendo el uso continuo a pesar de saber que está causando problemas, el uso físicamente peligroso, el uso de más de lo previsto, pasar demasiado tiempo obteniendo o consumiendo ketamina y la tolerancia, que es cuando se necesita más de una droga para que tenga los mismos efectos.⁷  Sin embargo, se necesita más investigación para determinar qué tan adictiva podría ser la ketamina.    

Para obtener más información, vaya a: ‘¿Son adictivas las drogas psicodélicas y disociativas?’