Distribuir buprenorfina a personas encarceladas que sufren un trastorno por consumo de opioides puede reducir la repetición de arrestos y condenas

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Un padre y su pequeño hijo trabajando juntos.
Imagen gentileza de Getty Images/yulkapopkova

Un estudio llevado a cabo en dos cárceles rurales de Massachusetts halló que las personas con trastorno por consumo de opioides que estaban encarceladas y recibieron un fármaco aprobado —conocido como buprenorfina— para tratar el trastorno por consumo de opioides fueron menos propensas a volver a ser arrestadas y condenadas después de dejar la cárcel, en comparación con quienes no recibieron el medicamento. Luego de ajustar los datos para incorporar características de referencia, como interacciones previas con el sistema de justicia penal, el estudio reveló una reducción del 32% en los índices de violación de la libertad condicional, reencarcelación o cargos judiciales cuando la institución penitenciaria ofreció buprenorfina a los reclusos, en comparación con cuando no lo hizo. Los resultados se publicaron en Drug and Alcohol Dependence.

El estudio fue realizado por la red Justice Community Opioid Innovation Network (JCOIN), un programa diseñado para expandir la atención de calidad en los entornos judiciales de las personas que consumen opioides en forma indebida o tienen un trastorno por consumo de opioides. Está financiado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), el cual forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud, a través de la iniciativa Helping to End Addiction Long-term, o NIH HEAL Initiative.

“Estudios como este aportan las pruebas y el impulso tan necesarios para que las cárceles y prisiones faciliten más el tratamiento, la educación y los sistemas de apoyo que necesitan las personas con trastorno por consumo de opioides, a fin de ayudarlas a recuperarse y evitar la reencarcelación”, dijo la Dra. Nora D. Volkow, directora del NIDA. “No ofrecer tratamiento a las personas con trastorno por consumo de opioides en cárceles y prisiones puede tener consecuencias devastadoras, incluido el retorno al consumo y un mayor riesgo de sobredosis y muerte cuando recuperan la libertad”.

Cada vez son más las pruebas que demuestran que los fármacos utilizados para tratar el trastorno por consumo de opioides —incluidas la buprenorfina, la metadona y la naltrexona— ofrecen grandes posibilidades para mejorar los desenlaces entre los reclusos una vez que recuperan la libertad. Sin embargo, el ofrecimiento de estos tratamientos basados en la investigación a las personas con trastorno por consumo de opioides que transitan el sistema judicial no es actualmente el estándar de atención en las cárceles y prisiones de Estados Unidos, y la mayoría de las cárceles que sí los ofrecen se encuentran en grandes centros urbanos.

Mientras que estudios anteriores han investigado el impacto del suministro de buprenorfina en los índices de sobredosis, el riesgo de enfermedades infecciosas y otros efectos de salud relacionados con el consumo de opioides en las personas encarceladas, este estudio es uno de los primeros que evalúa específicamente el impacto en la reincidencia, que se define como nuevas violaciones de la libertad condicional, nuevas encarcelaciones o nuevos cargos judiciales. Los investigadores reconocieron una oportunidad de evaluar esta brecha investigativa cuando tanto la Oficina del Sheriff del condado de Franklin como el Centro Penitenciario del condado de Hampshire, dos cárceles en dos condados rurales vecinos en Massachusetts, comenzaron a ofrecer buprenorfina a los adultos encarcelados, pero no al mismo tiempo. La cárcel del condado de Franklin fue una de las primeras cárceles rurales del país en ofrecer buprenorfina, además de naltrexona, a partir de febrero de 2016. El condado de Hampshire comenzó a proporcionar buprenorfina en mayo de 2019.  

“Se dio una especie de ‘experimento natural’, en el que dos cárceles de condados rurales ubicadas a 23 millas de distancia tenían poblaciones muy similares y estrategias distintas para abordar el mismo problema”, dijo la Dra. Elizabeth Evans, de University of Massachusetts-Amherst, autora del estudio. “La mayoría de las personas sentenciadas por un delito cumplen condenas cortas en la cárcel, no en una prisión, por lo que era importante para nosotros analizar nuestra tema de investigación en las cárceles”.

Los investigadores observaron el desenlace de 469 adultos —197 en el condado de Franklin y 272 en el condado de Hampshire—. Todos habían estado encarcelados, tenían un trastorno por consumo de opioides y habían recuperado la libertad entre el 1.o de enero de 2015 y el 30 de abril de 2019. En ese tiempo, la cárcel del condado de Franklin comenzó a ofrecer buprenorfina, mientras que la del condado de Hampshire no lo hizo. La mayoría de los individuos observados fueron hombres blancos de aproximadamente 34 o 35 años.

Utilizando modelos estadísticos para analizar datos de los sistemas electrónicos de ingreso de ambas cárceles, los investigadores hallaron que el 48% de los individuos de la cárcel del condado de Franklin habían reincidido, en comparación con el 63% de los individuos en el condado de Hampshire. Asimismo, el 36% de las personas que estuvieron presas en el condado de Franklin enfrentaron nuevos cargos delictivos, en comparación con el 47% de las personas presas en el condado de Hampshire. El índice de reencarcelación en el grupo del condado de Franklin fue del 21%, en comparación con el 39% en el grupo del condado de Hampshire.

Análisis adicionales indicaron que la reducción de los cargos relacionados con delitos contra la propiedad pareció estar detrás de la reducción global de la reincidencia.

El proyecto Massachusetts JCOIN, liderado por el Dr. Evans y el autor sénior Dr. Peter Friedmann, de Baystate Health, está realizando investigaciones adicionales sobre los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides en cárceles rurales y urbanas con poblaciones más diversas, que incluyen mujeres y personas de color. Los investigadores están examinando la eficacia comparativa de los fármacos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para el trastorno por consumo de opioides en la población carcelaria y los desafíos que enfrentan los establecimientos penitenciarios para implementar su distribución.

“Ya hay una gran cantidad de datos que sugieren que ofrecer medicamentos para el trastorno por consumo de opioides a las personas encarceladas puede evitar las sobredosis, la abstinencia y otros desenlaces desfavorables de salud una vez que el individuo recupera la libertad”, dijo el Dr. Friedmann. “Si bien este estudio se realizó con una muestra pequeña, los resultados demuestran en forma convincente que, además de esos efectos positivos sobre la salud, la provisión de estos medicamentos en la cárcel puede romper el círculo represivo de arresto, nueva condena y nueva encarcelación que ocurre en la ausencia de ayuda y recursos adecuados. Eso es tremendamente importante”.

Los términos Helping to End Addiction Long-term Initiative y NIH HEAL Initiative son marcas registradas de servicio del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HSS) de Estados Unidos.

Referencia: E.A. Evans, et alRecidivism and mortality after in-jail buprenorphine treatment for opioid use disorderDrug and Alcohol Dependence. DOI: 10.1016/j.drugalcdep.2021.109254 (2022). 

Acerca del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA): El NIDA forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud, una dependencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. El NIDA patrocina la mayor parte de la investigación mundial sobre el impacto que el consumo de drogas y la drogadicción tienen sobre la salud. El Instituto conduce una gran variedad de programas para orientar políticas, mejorar la práctica y avanzar en el conocimiento científico de la adicción. Para obtener más información sobre el NIDA y sus programas, visite www.nida.nih.gov.

Acerca de NIH HEAL Initiative: La iniciativa Helping to End Addiction Long-term Initiative, o NIH HEAL Initiative, es un esfuerzo agresivo que abarca distintas áreas de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) dedicado a acelerar soluciones científicas destinadas a frenar la crisis nacional de opioides. Lanzada en abril de 2018, la iniciativa se concentra en mejorar las estrategias de prevención y tratamiento del consumo y la adicción a los opioides y mejorar la gestión del dolor. Para obtener más información, visite https://heal.nih.gov.

Acerca de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH): Los Institutos Nacionales de la Salud, el organismo nacional de investigación médica, comprenden 27 institutos y centros y forman parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. El NIH es el principal organismo federal que conduce y respalda la investigación médica básica, clínica y traslacional, y está trabajando en la investigación de las causas, los tratamientos y la cura de enfermedades, tanto comunes como infrecuentes. Para obtener más información sobre los Institutos Nacionales de la Salud y sus programas, visite www.nih.gov.

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