La necesidad de salvar vidas y reducir las consecuencias negativas para la salud a causa del consumo de drogas no tiene precedentes. Sólo en 2021, la epidemia de muertes por sobredosis acabo con la vida de más de 107.000 personas (en inglés) en los Estados Unidos, según datos provisionales de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades. Estas muertes se debieron en gran parte al fentanilo, que en ocasiones contamina o se consume junto con otras drogas. Esto incluye los estimulantes, así como los opioides. Existen un gran número de consecuencias para la salud a causa de la adicción, como la transmisión de enfermedades infecciosas como el VIH y la hepatitis C.
Facilitar el acceso a los tratamientos para los trastornos relacionados con el consumo de sustancias es fundamental, pero primero las personas necesitan sobrevivir para poder tener esa opción. También es necesario mitigar las otras consecuencias que puede tener el consumo de drogas, como la transmisión de enfermedades infecciosas. La crisis de sobredosis que atraviesa los Estados Unidos requiere acciones valientes y basadas en la evidencia para poder salvar más vidas. Por esa razón, los NIH anuncian una inversión de 36 millones de dólares durante cinco años para la investigación sobre cómo reducir la epidemia de sobredosis y mejorar el acceso al tratamiento para las personas que consumen drogas a través de la creación de una red de investigación para la reducción de daños. La red, financiada por la Iniciativa de Asistencia para Terminar con la Adicción a Largo Plazo de los NIH (Iniciativa HEAL de los NIH) (en inglés) a través del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas(NIDA, por su sigla en inglés), comienza este año con nueve subvenciones para investigaciones y una subvención para establecer un centro de coordinación.
Los proyectos financiados por estas subvenciones pondrán a prueba las intervenciones de reducción de daños para poder desarrollar acciones basadas en la evidencia que puedan ayudar a prevenir las sobredosis y salvar vidas. Los proyectos de investigación también evaluarán el grado de eficacia de los programas de reducción de daños que ya existen, con criterios de valoración específicos como las tasas de sobredosis. También pondrán a prueba enfoques nuevos de reducción de daños con el objetivo de obtener datos sobre lo que funciona, lo que no funciona y si son aceptados por las comunidades.
La reducción de daños es una parte crucial de nuestra estrategia para abordar las crisis de adicción y sobredosis. Sabemos que los programas de educación sobre la sobredosis, la distribución de naloxona y el suministro de naloxona a las personas que consumen drogas y a los primeros intervinientes salvan vidas. Además, casi 30 años de evidencia demuestran que el acceso a jeringuillas y otros equipos de inyección ayuda a reducir la propagación de enfermedades como el VIH y la hepatitis C. Las personas que encuentran servicios de reducción de daños durante el consumo activo suelen tener una mayor probabilidad de dar pasos hacia el tratamiento (en inglés), la recuperación y mayor probabilidad de mantener un mejor estado de salud, lo que a largo plazo ahorra dinero en atención médica y en general también protege la salud de la comunidad. Otras medidas de reducción de daños, como las tiras reactivas de fentanilo, también son prometedoras, pero necesitamos más evidencia para evaluar su eficacia y saber más sobre la mejor forma de desplegar las nuevas herramientas. La conclusión es que invertir en más investigación y herramientas de reducción de daños es clave para salvar vidas.
Además de la prevención de las sobredosis, los programas de reducción de daños suelen tener beneficios adicionales, como la conexión con el tratamiento con medicamentos para el trastorno por consumo de opioides (MOUD, por su sigla en inglés), así como otros servicios de salud que pueden ser proporcionado al mismo tiempo. Los programas de reducción de daños pueden ser una forma importante de proporcionar servicios a personas que, de otro modo, podrían tener miedo de buscar atención debido al estigma que encuentran en la mayoría de los entornos, incluidos los entornos de tratamiento tradicionales.
La reducción de daños es una parte importante de la reducción del impacto del estigma porque estos servicios suelen estar atendidos por personas en recuperación o con experiencia vivida de la adicción, por lo que los clientes son tratados con dignidad. Esto puede facilitar el acceso al tratamiento, la recuperación, el aumento del empleo, la educación y el fortalecimiento de los vínculos familiares, así como a la reducción del consumo de drogas.
Varios de los estudios financiados por las nuevas subvenciones se concentrarán en poblaciones afectadas de forma desproporcionada por el consumo de drogas y sus efectos negativos, como la comunidad negra y latina, las mujeres y los residentes de zonas rurales del país. Varios proyectos examinarán la eficacia de proporcionar servicios y herramientas de reducción de daños a través de furgonetas móviles y otros medios de divulgación locales.
Esto es especialmente necesario en las zonas rurales, donde las personas quizás tengan que recorrer distancias muy largas para recibir los servicios. Hay que examinar o adaptar las técnicas de reducción de daños en los entornos rurales para saber si pueden funcionar y si son deseables por la comunidad. Las muertes por sobredosis relacionadas con psicoestimulantes fueron mayores en los condados rurales (en inglés) que en los urbanos entre 2012 y 2020, por lo que algunos subvencionados investigarán específicamente la reducción de daños para las personas que consumen estimulantes en las zonas rurales.
Los proyectos también estudiarán las barreras que impiden el acceso a los servicios de reducción de daños de forma más amplia, que pueden incluir la falta de accesibilidad física de los servicios que se encuentran lejos de las personas que los necesitan, y otros factores como las actitudes de los profesionales médicos que pueden desalentar el consumo.
Algunos proyectos están evaluando la aplicación del enfoque basado en la evidencia (en inglés) de usar el asesoramiento y la derivación entre iguales, que ha demostrado aumentar la capacidad de los programas para llegar a las personas difíciles de alcanzar. Todos los proyectos contarán con un consejo asesor comunitario y/o personas con experiencias vividas ocuparán puestos pagados para apoyar la investigación. La mayor participación de las personas con experiencias vividas en todos los aspectos de la investigación es uno de los temas del Plan Estratégico 2022-2026 del NIDA. (en inglés)
Como también ocurre con los servicios de apoyo a la recuperación, el desarrollo y la aplicación de la reducción de daños cuales han sido impulsados durante años por iguales y personas en recuperación de trastornos por consumo de sustancias (en inglés), respondiendo de forma ágil, creativa y compasiva a las necesidades de las personas que buscan ayuda en sus comunidades. El NIDA puede ayudar mediante el apoyo a la investigación que se basa en el trabajo de estas personas, averiguando qué estrategias funcionan y las formas de aplicarlas de la manera más eficaz para todos los que las necesitan.
Los NIH están comprometidos a abordar la crisis de las sobredosis con urgencia y precisión. El número de muertes que estamos viendo requiere que ampliemos nuestro pensamiento con acciones científicas basadas en la evidencia que puedan realmente salvar más vidas. Estas subvenciones nos ayudarán a cumplir esa misión.
Para más información sobre la nueva red de investigación para la reducción de daños, lea el comunicado de prensa de los NIH. Los NIH no proporcionan fondos para la compra de pipas, jeringuillas o agujas.
Dra. Nora Volkow, directora
Aquí destaco la importante labor que está llevando a cabo el NIDA y otras novedades relacionadas con la ciencia detrás del consumo de drogas y la adicción.