Años de investigación han demostrado que los trastornos por consumo de drogas son trastornos del cerebro que se pueden tratar eficazmente. El tratamiento debe tener en cuenta el tipo de droga usada y las necesidades del individuo; para que de buenos resultados, es posible que deba incluir varios componentes, tales como desintoxicación, apoyo psicológico y medicamentos. Tal vez sean necesarios varios ciclos para que el paciente logre recuperarse totalmente.58
Las dos categorías principales de tratamientos para el trastorno por consumo de drogas son los tratamientos conductuales (como el control de contingencias y la terapia cognitivo conductual) y los medicamentos. Los tratamientos conductuales ayudan al paciente a dejar de consumir la droga modificando hábitos nocivos de pensamiento y conducta, enseñándole estrategias para controlar el deseo de consumir drogas y evitar las situaciones y factores que podrían llevarlo a una recaída o, en algunos casos, proveyendo incentivos por la abstinencia. Los tratamientos conductuales—que pueden consistir en ayuda psicológica individual, familiar o grupal—también pueden ayudar al paciente a mejorar sus relaciones personales y su capacidad para desempeñarse en el trabajo y en la comunidad.58
La adicción a los opioides recetados puede tratarse además con medicamentos, entre ellos la buprenorfina, la metadona y la naltrexona (ver "Medicamentos para el trastorno por consumo de opioides" a continuación). Estos medicamentos pueden evitar que los opioides afecten el cerebro (naltrexona) o pueden aliviar los síntomas de abstinencia y el deseo intenso de consumir la droga (buprenorfina y metadona), ayudando así al paciente a evitar las recaídas. Los medicamentos para el tratamiento de la adicción a los opioides a menudo se administran en combinación con apoyo psicosocial o tratamientos conductuales en lo que se conoce como tratamiento con asistencia de medicamentos (MAT, por su sigla en inglés).59 También hay disponible un fármaco (lofexidina) que reduce los síntomas físicos de la abstinencia.
- Medicamentos para el trastorno por consumo de opioides
La metadona es un agonista opioide sintético que evita los síntomas de abstinencia y alivia el deseo intenso de consumir opioides. Actúa sobre los mismos receptores opioides mu que otros opioides como la heroína, la morfina y los analgésicos opioides, pero con menor intensidad y por períodos más prolongados. La metadona se ha utilizado con éxito durante más de 40 años para tratar la adicción a la heroína, pero por lo general está disponible solamente en programas autorizados para el tratamiento de opioides.
La buprenorfina es un agonista opioide parcial—se adhiere al receptor opioide mu pero solo lo activa parcialmente—que puede recetar un médico o un enfermero o asistente médico certificado en un consultorio. Al igual que la metadona, puede reducir el deseo intenso de consumir opioides y es bien tolerado por los pacientes. En 2016, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la iniciativa financiada por el NIDA para el desarrollo de una formulación implantable de buprenorfina que administra el medicamento en forma constante durante seis meses, y en 2017 se aprobó una formulación inyectable cuyo efecto dura un mes. Estas presentaciones eliminan la necesidad de dosis diarias y harán que los pacientes se adhieran con más facilidad al tratamiento, especialmente aquellos que viven lejos del lugar donde realizan el tratamiento.
Ha habido una concepción popular errónea de que la metadona y la buprenorfina reemplazan una adicción con otra. Eso no es así. En las personas adictas a los opioides, estos fármacos no producen un estado de euforia, simplemente evitan los síntomas de abstinencia y el deseo de consumir la droga para que el paciente pueda desempeñarse en la vida y seguir el tratamiento mientras se restablece el equilibrio en los circuitos cerebrales que han sido afectados por el trastorno.
La naltrexona es otro tipo de medicamento, un antagonista, que evita que otros opioides se adhieran a los receptores opioides y los activen. Una forma inyectable de naltrexona de acción prolongada puede ser una buena opción de tratamiento para los pacientes que no tienen acceso inmediato a servicios de salud o para quienes se les hace difícil tomar medicamentos en forma regular.
Si bien los medicamentos son la norma para el tratamiento del trastorno por consumo de opioides, en realidad los reciben muchas menos personas de las que podrían beneficiarse de ellos. No todos aquellos que sufren de un trastorno por consumo de opioides buscan tratamiento, y aun cuando lo hicieran, no todos recibirían necesariamente medicamentos. Los datos más recientes disponibles sobre los ingresos a tratamiento indican que solo el 21% de quienes ingresan a un tratamiento por trastorno por consumo de opioides tiene un plan de tratamiento que incluye medicamentos.60 Sin embargo, aun si la infraestructura de todo el país operara a plena capacidad, las personas con un trastorno por consumo de opioides son entre 1.3 y 1.4 millones más de las que podrían ser tratadas con medicamentos en la actualidad. Esto se debe a la disponibilidad limitada de programas de tratamiento de opioides autorizados a dispensar metadona y a los límites reglamentarios sobre la cantidad de pacientes que los médicos pueden tratar con buprenorfina.61 Se están realizando esfuerzos coordinados en todo el país para ampliar el acceso a los medicamentos para el trastorno por consumo de opioides; una de las medidas recientes fue el aumento del límite de pacientes a los que se puede recetar buprenorfina—de 100 a 275—para los médicos calificados que soliciten ese límite mayor.62
El NIDA está financiando investigaciones necesarias para identificar las formas más eficaces de distribuir medicamentos para el trastorno por consumo de opioides. Por ejemplo, trabajos recientes han demostrado que el tratamiento de mantenimiento con buprenorfina es más eficaz que reducir la dosis hasta suspender el fármaco completamente.63 Además, iniciar el tratamiento con buprenorfina cuando el paciente ingresa a la sala de emergencias—como, por ejemplo, en el caso de una sobredosis—es una manera más eficaz de comprometer al paciente con el tratamiento que derivarlo a otro sitio o realizar una intervención breve.64 Finalmente, hay datos que indican que el tratamiento de las personas encarceladas con metadona, buprenorfina o naltrexona mejora los resultados cuando recuperan la libertad.65–67
Para obtener más información sobre los medicamentos para tratar el trastorno por consumo de opioides consulte el informe de investigación del NIDA sobre medicamentos utilizados en el tratamiento del trastorno por consumo de opioides (en inglés).
- Reversión de una sobredosis de opioides con naloxona
La droga naloxona puede revertir una sobredosis de opioides. La naloxona es un antagonista opioide que puede restablecer con rapidez la respiración normal de una persona que ha dejado de respirar a consecuencia de una sobredosis de opioides recetados o de heroína. La naloxona puede ser administrada por personal médico de emergencia, por el personal de auxilio inicial o por testigos ocasionales. Para obtener más información, visite la página del NIDA sobre la naloxona (en inglés).
- Tratamiento de la adicción a depresores recetados del sistema nervioso central (SNC)
Los pacientes adictos a depresores recetados del sistema nervioso central—tales como fármacos tranquilizantes, sedantes e hipnóticos—no deben tratar de dejarlos por su cuenta. Los síntomas de abstinencia de estos fármacos pueden ser graves y, en el caso de ciertos medicamentos, pueden poner en peligro la vida.31 La investigación sobre el tratamiento de la adicción a los depresores del sistema nervioso central es escasa; sin embargo, los pacientes que tienen dependencia de estos medicamentos deben realizar un proceso de desintoxicación con supervisión médica porque las dosis que toman se deben reducir en forma gradual. El apoyo psicológico puede ayudar en este proceso, tanto a los pacientes internados como a los pacientes ambulatorios. La terapia cognitivo conductual—que se basa en modificar la forma de pensar, las expectativas y el comportamiento del paciente y a la vez aumentar su capacidad para afrontar varios factores estresantes de la vida—también ha dado buenos resultados para ayudar a los pacientes a adaptarse a la falta de benzodiacepinas.68
A menudo el uso indebido de los depresores del SNC se da junto con el consumo de otras drogas, como opioides o alcohol.69 En esos casos, la estrategia de tratamiento debe incluir todas las adicciones.
Actualmente no hay medicamentos aprobados por la FDA para tratar la adicción a los depresores del sistema nervioso central, si bien se están realizando investigaciones en esta área.
- Tratamiento de la adicción a estimulantes recetados
El tratamiento de la adicción a estimulantes recetados como Adderall® y Concerta® se basa en terapias conductuales que son eficaces para tratar la adicción a la cocaína y a la metanfetamina. Actualmente no hay medicamentos aprobados por la FDA para tratar la adicción a los estimulantes. El NIDA está financiando investigaciones en esta área.41
Dependiendo del paciente, los primeros pasos en el tratamiento de la adicción a los estimulantes recetados podría ser reducir gradualmente la dosis e intentar aliviar los síntomas de abstinencia. El tratamiento conductual puede entonces seguir al proceso de desintoxicación (ver "Terapias conductuales" en la sección Principios de tratamientos para la drogadicción: una guía basada en la investigación del NIDA.