Médicos, pacientes y farmacéuticos
Los médicos, pacientes y farmacéuticos pueden todos cumplir una función en la identificación y prevención del uso no medicinal de los medicamentos recetados.
- Médicos. Más del 84% de los habitantes de Estados Unidos tuvieron contacto con un profesional de la salud en 201654, lo que coloca a los médicos en una posición única para identificar el uso no medicinal de medicamentos recetados y tomar medidas para evitar que el abuso que el paciente hace del medicamento llegue a convertirse en un trastorno por consumo de drogas. Cuando el médico le pregunta al paciente sobre todos los medicamentos que toma, puede ayudarlo a reconocer si existe un problema, ofrecerle el tratamiento adecuado o derivarlo adonde le brinden tratamiento, y establecer metas para la recuperación. Existen herramientas de detección basadas en datos reales para identificar el uso no medicinal de medicamentos recetados que el médico puede incorporar a las consultas médicas de rutina (ver la página NIDAMED (en inglés) con recursos para profesionales médicos y de la salud). Los médicos también deben notar todo aumento repentino de la cantidad de medicamento que necesita el paciente o los pedidos frecuentes y no programados de una nueva receta. Deben estar alertas al hecho de que quienes abusan de los medicamentos recetados pueden recorrer consultorios—es decir, pasar de un médico a otro—para tratar de conseguir varias recetas de sus medicamentos preferidos.
Los programas de vigilancia de medicamentos recetados (o PDMP, por su sigla en inglés) son bases electrónicas de datos que mantiene el estado para realizar el seguimiento de las recetas y las ventas de medicamentos recetados controlados; estos programas son también herramientas importantes para identificar y evitar el abuso de los medicamentos recetados. Si bien en la actualidad las investigaciones sobre el impacto de estos programas muestran resultados dispares, el uso de los PDMP en algunos estados se ha vinculado a índices más bajos de prescripción y sobredosis de opioides55–58, aunque los temas de mejores prácticas, facilidad de uso e interoperabilidad quedan todavía por resolver.
En 2015, el gobierno federal puso en marcha una iniciativa para reducir las sobredosis y evitar que las personas desarrollen un trastorno por consumo de opioides. Los esfuerzos federales coordinados (en inglés) para abordar de forma segura el uso indebido, la adicción y la sobredosis de opioides mientras se comprende, gestiona y trata el dolor están en curso. Entre ellos se incluye la Iniciativa Ayudando a Poner Fin a la Adicción a Largo Plazo (HEAL, por su sigla en inglés) (en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud. En línea con estos esfuerzos, los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) publicaron en 2016 sus Directrices de los CDC para la prescripción de opioides para el dolor crónico. En 2019, los CDC emitieron un aviso (en inglés) contra la aplicación incorrecta de la directriz en respuesta a políticas y prácticas que no eran coherentes con sus recomendaciones. En ese mismo año, el HHS proporcionó una guía sobre la reducción progresiva de los opioides (en inglés) para los médicos que estuvieran considerando reducir la terapia con opioides para las personas que sufren dolor crónico.
Para obtener información actualizada sobre la reducción de los riesgos relacionados con la prescripción de opioides, los médicos pueden consultar la directriz de práctica clínica sobre la prescripción de opioides para el dolor de los CDC (en inglés) de 2022.
Evitar o detener el uso no medicinal de medicamentos recetados es una parte importante del cuidado del paciente. Sin embargo, ciertos pacientes pueden beneficiarse de los estimulantes, sedantes o analgésicos opioides recetados. Por lo tanto, los médicos deben balancear las necesidades médicas legítimas de un paciente con el riesgo de uso indebido y los perjuicios correspondientes.
- Pacientes. Los pacientes pueden tomar medidas para asegurar que usan los medicamentos recetados en forma correcta. Deben:
- seguir las instrucciones indicadas en la etiqueta o que les dio el farmacéutico
- saber cuáles son las posibles interacciones con otros fármacos y con el alcohol
- no dejar nunca de tomar el medicamento ni modificar la dosis sin consultar antes con el médico
- no tomar nunca un medicamento recetado para otra persona y no darles nunca sus propios medicamentos a otros
- guardar los estimulantes, sedantes y opioides recetados en un lugar seguro
Además, los pacientes deben desechar correctamente los medicamentos que no consumieron o se vencieron según se describe en las pautas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), o llevarlos a los sitios de recolección de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos.55 Además de describir el problema médico que tienen, los pacientes deben informar siempre al médico sobre todos los medicamentos—recetados o de venta libre—y los suplementos dietéticos o herbales que toman antes de considerar cualquier medicamento nuevo.
- Farmacéuticos. Los farmacéuticos pueden ayudar a los pacientes a comprender las instrucciones de administración de los medicamentos y la manera en que estos actúan para tratar su afección. Además, al estar atentos en busca de recetas falsificadas o alteradas, los farmacéuticos pueden ser la primera línea de defensa para reconocer pautas problemáticas en el consumo de medicamentos recetados. Algunas farmacias tienen líneas de atención permanente para alertar a otras farmacias de la zona cuando detectan una receta falsa. Junto con los médicos, los farmacéuticos pueden usar los PDMP para ayudar a realizar el seguimiento de las pautas de recetas y compras de opioides de cada paciente.
Formulación de los medicamentos y regulaciones
Los fabricantes de fármacos recetados continúan trabajando para crear nuevas fórmulas de medicamentos opioides que se conocen como formulaciones disuasorias de abuso (ADF, abuse-deterrent formulations), que incluyen tecnologías diseñadas para evitar que los pacientes los aspiren o los inyecten. Algunas de las estrategias actualmente en uso o que se están estudiando son:
- barreras físicas o químicas: impiden que el medicamento se muela, triture o disuelva
- combinaciones agonistas/antagonistas: provocan la liberación de un antagonista (que contrarrestará el efecto del fármaco) si el medicamento es manipulado
- sustancias repelentes: se agregan para crear sensaciones desagradables si el medicamento se toma en forma distinta a la indicada
- sistemas de administración: por ejemplo, inyecciones de efecto prolongado o implantes que administran el medicamento lentamente durante un tiempo determinado
- nuevas entidades moleculares o profármacos: añaden al medicamento una extensión química que lo vuelve inactivo a menos que se tome por boca
Hay varios opioides con formulación disuasoria de abuso en el mercado y la FDA ha solicitado que también se creen estimulantes con este tipo de formulación.56 Se ha comprobado que las formulaciones disuasorias de abuso reducen el valor ilegal del fármaco.56 Las reglamentaciones sobre los medicamentos han demostrado ser eficaces para reducir la cantidad de opioides que se recetan. En 2014, la Administración para el Control de Drogas (DEA) transfirió los productos con hidrocodona del Anexo III al más restrictivo Anexo II, lo que tuvo como resultado una disminución en las recetas de hidrocodona sin que haya habido un aumento consiguiente en la prescripción de otros opioides.32
Creación de medicamentos menos riesgosos
La creación de analgésicos más eficaces y no adictivos es una prioridad de la salud pública. La cantidad cada vez mayor de adultos mayores y el creciente número de miembros lesionados de las fuerzas armadas hacen que la urgencia por hallar nuevos tratamientos sea aún mayor. Los investigadores están explorando tratamientos alternativos que se enfocan en otros sistemas de señales del organismo, como el sistema endocannabinoide, que también participa en la sensación de dolor.57 Es necesario realizar más investigaciones para comprender mejor el control eficaz del dolor crónico, incluida la identificación de los factores que predisponen a algunos pacientes a los trastornos por consumo de drogas y la creación de medidas para evitar el uso no medicinal de los medicamentos recetados.