Una vez que la heroína ingresa al cerebro, se convierte en morfina y se adhiere rápidamente a los receptores opioides.11 Las personas que consumen heroína por lo general reportan sentir una oleada de una placentera sensación de euforia. La intensidad de la oleada de euforia es una función de cuánta droga se consume y con qué rapidez la droga ingresa al cerebro y se fija a los receptores opioides. En el caso de la heroína, la oleada de euforia a menudo está acompañada por un enrojecimiento cálido de la piel, sequedad bucal y una sensación de pesadez en las extremidades. También se pueden presentar náuseas, vómitos y picazón intensa. Luego de los efectos iniciales, la persona normalmente se siente adormilada o somnolienta durante varias horas y sus funciones mentales están nubladas; la función cardíaca se vuelve más lenta y también se reduce grandemente el ritmo de la respiración, en algunos casos hasta el punto de poner en riesgo la vida. La respiración lenta también puede llevar a un estado de coma y causar daño cerebral permanente.12
Los opioides actúan en muchas áreas del cerebro y el sistema nervioso
- Los opioides pueden debilitar la respiración al modificar la actividad neuroquímica en el tronco del encéfalo, que es donde se controlan funciones automáticas del organismo como la respiración y la frecuencia cardíaca.
- Los opioides pueden reforzar el comportamiento de consumo de drogas al alterar la actividad en el sistema límbico, que es el que controla las emociones.
- Los opioides pueden bloquear los mensajes de dolor que se transmiten desde el cuerpo a través de la médula espinal.