El cigarrillo produce daños en casi todos los órganos del cuerpo 1,44 y es la principal causa prevenible de muerte prematura en los Estados Unidos. A pesar de la disminución de las tasas de tabaquismo, se estima que fumar contribuye a unas 480.000 muertes anuales.1 Los fumadores mayores de 60 años tienen un índice de mortalidad dos veces más alto que quienes nunca han fumado y se estima que mueren aproximadamente 6 años antes.45 Dejar de fumar genera beneficios inmediatos para la salud, y es posible recuperar todas o algunas de las reducciones de la expectativa de vida según la edad a la que la persona deje de fumar.46
Aunque la nicotina en sí no produce cáncer, el humo del tabaco contiene al menos 69 sustancias químicas cancerígenas,1 y el tabaquismo representa al menos el 30% de todas las muertes por cáncer.22 Las tasas generales de muerte por cáncer de los fumadores son dos veces más altas que las de los no fumadores, y el riesgo de fallecimiento por cáncer de los fumadores empedernidos es cuatro veces mayor que el de los no fumadores.1
Entre los distintos tipos de cáncer que produce el tabaco, el más importante es el cáncer de pulmón. El tabaquismo está vinculado al 80-90% de todos los casos de cáncer de pulmón, que es la causa principal de muerte por cáncer tanto para hombres como para mujeres y es responsable del 80% de las muertes por esta enfermedad.22,47 El fumar incrementa el riesgo de cáncer de pulmón de 5 a 10 veces, con mayor riesgo entre los fumadores empedernidos.48 El fumar también está vinculado con el cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga, así como con las leucemias mieloides agudas.1 El cigarrillo no es la única forma de consumo de tabaco asociado con el cáncer. El tabaco sin humo (véase "Otros productos de tabaco") está vinculado con el cáncer de faringe, esófago, estómago y pulmón, y con el cáncer colorrectal.49
Además del cáncer, fumar provoca enfermedades pulmonares como bronquitis crónica y enfisema y exacerba los síntomas del asma en adultos y niños. Fumar cigarrillos es el factor de riesgo más importante para la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).50 Las estadísticas de supervivencia indican que dejar de fumar ayuda a reparar gran parte del daño pulmonar con el tiempo. No obstante, la EPOC es irreversible; una vez que aparece la enfermedad, el daño pulmonar que causa no se repara con el tiempo.
El fumar también aumenta notablemente el riesgo de enfermedades cardíacas, incluidos los ataques cerebrales o cardíacos, las enfermedades vasculares y el aneurisma.51,52 Las enfermedades cardiovasculares representan el 40% de todas las muertes relacionadas con el hábito de fumar.53 El fumar causa enfermedad cardíaca coronaria, que es la principal causa de muerte en los Estados Unidos. También está vinculado a muchos otros trastornos importantes de la salud, como la enfermedad reumática, la inflamación y el deterioro de la función inmunitaria.1 Según un estudio basado en una muestra representativa de la población, los fumadores jóvenes de entre 26 y 41 años refieren una menor calidad de vida en términos de salud en comparación con personas de la misma franja etaria no fumadoras 54. Una investigación reciente en animales señaló también que existiría una conexión entre el páncreas y una parte del cerebro que se activa cuando se absorbe la nicotina; esto podría relacionar el cigarrillo con el riesgo de diabetes tipo 2.